Para todos fue una sorpresa la tercera mayoría obtenida por Franco Parisi (Partido de la Gente), un candidato que se mantuvo y se mantiene hasta el día de hoy en el extranjero. Además, un padre irresponsable que no paga la pensión alimenticia y que tiene una orden de arraigo que se hará efectiva al momento que pise territorio nacional… si es que algún día lo pisa, lo que parece improbable. Sorprendente la cantidad de votos que obtuvo y sorprendente también que la ley chilena permitiera que fuese candidato.
El que haya obtenido tan increíble resultado demuestra que mientras más callado el candidato, más protegido queda. Que no participe en debates o lo entrevisten poco, al final del día es una ventaja. Porque la ciudadanía no sólo no logra ver sus debilidades y fortalezas sino que ni siquiera es informada del contenido de su programa presidencial para sopesar si es bueno, malo, mejor o peor que los otros. Todo queda en la especulación, marketing digital, imaginación y la ignorancia. Chile tiene un acceso desigual a Internet aunque con mejores estándares que el resto de Sudamérica. Por lo mismo la televisión chilena sigue siendo un medio masivo y penetrante en nuestro país, dentro de los medios tradicionales.
En Chile los debates televisados y las entrevistas hacen la diferencia. En nuestro país y en el mundo democrático el hecho que un candidato defienda su programa y se enfrente a sus adversarios y periodistas sí importa. Y los estudios de opinión han confirmado que este formato es uno de los más influyentes para la toma de decisión de los electores chilenos.
También los resultados de elecciones previas a las presidenciales de este año así lo han demostrado. Los candidatos ante cada debate aumentan sus posibilidades o las disminuyen. Depende de su desempeño. Es cosa de ver el caso de Daniel Jadue (Partido Comunista) en las primarias de Apruebo Dignidad compitiendo con Gabriel Boric (Frente Amplio).
El candidato del PC era favorito en las encuestas hasta antes del último debate. Pero no sólo tuvo debilidades importantes y cometió errores en su participación, sino que transparentó su temperamento al momento de enfrentarse con los periodistas. Al día siguiente todos lo comentaban. Analistas, medios, conversaciones informales etc. Boric le ganó por paliza con más del 60% de las preferencias.
En boca cerrada no entran moscas. Qué duda cabe.
Todos se sorprendieron con los votos obtenidos por Parisi, realmente nadie se lo esperaba, salvo sus electores, suponemos. Pero los medios de comunicación, periodistas y entrevistadores en general deben hacer un mea culpa de su desempeño y de su responsabilidad ante tan increíble resultado. Especialmente la televisión.
Ojalá logren tomar conciencia y analizar el “fenómeno Parisi” desde el punto de vista de responsabilidad social como televisión y medios de comunicación y no exclusivamente político como lo están haciendo hasta ahora (Que es un voto protesta a los partidos tradicionales, que llena un vacío, que reafirma el poder de las redes sociales etc.).
No se puede ningunear o silenciar a ningún candidato que aparece en la papeleta a pesar de las características tan sui géneris que lo rodeen. Si el Estado de Chile lo acepta legalmente como candidato, los medios de comunicación también deben hacerlo. Es su deber. No hay excusas. Ni siquiera que las reglas de ANATEL (Asociación Nacional de Televisión) obligan a los candidatos a estar presencialmente y no vía remota.
O cambia la legislación chilena y prohíbe que candidatos como Parisi y las características que lo rodearon no puedan participar de elecciones, o la televisión deberá cambiar las reglas.
La misión de la televisión y de los medios de comunicación en general, es dar todas las herramientas disponibles para que la Opinión Pública tome una decisión informada. Y está claro que en este caso ninguno cumplió con su misión.
