top of page
  • Foto del escritorPatricia Sirebrenik

Opinión: Televisión chilena, eclipsada con el eclipse


Comparar la última transmisión de la televisión de un eclipse solar total en 1994 con la de ayer, es un viaje en el tiempo y a la vez una oportunidad de analizar con mayor nitidez la evolución de la televisión.


La calidad de la imagen gracias a la era digital no es lo único que la diferencia. Los ritmos se han acelerado, las coberturas en distintas locaciones y posibilidades técnicas para mostrarlas simultáneamente son superiores. Pantallas divididas en seis o más recuadros desde distintas ciudades con un cuadro central mostrando el movimiento lunar. Una maratón de entrevistas a decenas de personas a la espera del fenómeno. Preguntas al público asistente que se repiten una y otra vez en cada despacho periodístico. No había mucho más que preguntar.


Pero cuando se está muy cerca de apreciar el fenómeno, el punto de vista de la transmisión debe cambiar. Efectivamente, el espectador quiere ver en su inmensidad el eclipse en primer plano, que se agradece. Pero también quiere vivir el fenómeno en primera persona. Sentir desde la casa como si estuviera allí, entre la naturaleza experimentando el oscurecimiento total. Estar presente aunque no esté físicamente.


Esa es la magia de la televisión. Estar en donde el espectador no puede estar, al igual que en un partido de fútbol cuando logra ubicar al televidente en un lugar privilegiado de la gradería como uno más que vibra y sufre con nuestra selección.


Este año el objetivo no se cumplió. Existe una gran diferencia entre el relleno previo de las maratones de entrevistas y recuadros en pantalla haciendo hora yla transmisión durante el momento cúlmine.


Los recuadros en pantalla, que eran demasiados, se seguían centrando en la reacción de la gente y en locaciones que ya no interesaban .Y yo en mi casa gritándole a la pantalla ¡Muéstrenme el paisaje donde se está viviendo la oscuridad con el eclipse de fondo en su plenitud! Déjenme sentir lo que están sintiendo las personas que están allí. ¡¡Háganme parte de ese momento!!


En otras palabras, muestren en pantalla además del plano principal con el fenómeno astral, sólo UN recuadro. Un plano general con el paisaje amplio, majestuoso donde se vea y sienta la emoción de estar en primera persona experimentado esa oscuridad del eclipse total. 


La televisión chilena con tanta tecnología a su disposición, tanto periodista y tanta presión por abarcarlo todo, se eclipsó.


Al igual que la anécdota que nos contaba Hugo Miller en clases de Dirección de Televisión en la escuela de periodismo UC: En una oportunidad, un director de TV del área dramática tuvo que transmitir un partido de fútbol. Se engolosinó mostrando las reacciones del público, sus rostros de angustia, sus celebraciones.


Una vez terminado el partido le preguntó a Hugo Miller “¿Y, te gustó la transmisión?” ”Liiinda - le respondió nuestro profesor- ¡Pero no me dejaste ver ni disfrutar del partido!”

Como en el fútbol, el eclipse total en televisión no sólo es un primerísimo primer plano de la "pelota". Menos aún, centrarse en la hinchada.

Publicar: Blog2_Post
bottom of page