Como todas las mañanas, corría de un lugar a otro por el departamento para comenzar su agotadora jornada. Cambió los pañales a Joaquín y terminó de peinar a Isabel. Su pareja ya se había ido al trabajo, pero aunque estuviera en casa, en contadas ocasiones le ayudaba con los niños. Esperó a que llegara la maestra-robot del Ministerio de Educación que si bien era de menor calidad educativa, a diferencia de los privados, el robot estatal era gratuito. Ese día tenía planificado escaparse de la oficina a la hora de almuerzo pues estaban organizando una marcha por la igualdad de género.
Envió los últimos informes recordando que era el quinto año que le negaban nivelar su sueldo al del resto del equipo que hacía la misma labor. Llegada la hora activó su scooter y en el camino compró algunas pizzas. Al entrar al salón vio al grupo que programaba videos y consignas en las “PanLED”, una versión tecnológica de pantalla ultra delgada y liviana que sucedió a la antigua pancarta de cartulina.
- ¡Sebastián!- escuchó que le gritaban
- Hola Mauricio, ¿Cómo estamos para el viernes?- respondió dejando las pizzas en un mesón
- Fantástico, Daniel y Ramiro se han estado coordinando con los jefes del movimiento de todo el país y esperamos gran asistencia
- ¿Se lo contaste a tu esposa?
- Por supuesto, ella me apoya 100 por ciento ¿Y tú?
- También, claro que, bueno, ya la conoces, me dijo que lo único que lograremos es irnos presos- y soltó una carcajada mientras le pasaba un trozo de pizza
- Mmmm… es cosa de escuchar a la Ministra del Interior para pensarlo- comentó Mauricio mientras se aproximaban Daniel y Ramiro
Los cuatro se pusieron al día respecto a los últimos preparativos. Sebastián y Mauricio los dejaron comiendo pizza para unirse al trabajo de sus compañeros.
- Así con la igualdad de género – le comentó irónicamente Daniel a Ramiro cuando se quedaron solos
- Estos dos son más ingenuos que nuestras abuelas cuando participaron en la lucha feminista – le susurró Ramiro conteniendo la risa
- ¡Para recuperar el poder! susurró Daniel levantando su trozo de Pizza como si fuera a brindar con una copa de vino
- ¡Para recuperar el Poder! – repitió Ramiro
Y chocaron sus trozos de pizza riéndose en silenciosa complicidad.
FIN